¿Y TÚ SABES RESPIRAR?

Noemi nuestra doctora en Quiropráctica Mar Menor, no limita su trabajo al momento del ajuste, y así lo demuestra en la primera visita. Como ya os hemos contado en otras ocasiones en ésta, además de una entrevista personal y análisis de pruebas médicas concretas (radiografías), nuestra doctora comienza un proceso de análisis general en el que hasta la forma en la qué respiras o la postura que adoptas nada más sentarte delante de ella, son factores a tener en cuenta y se convierten, automáticamente, en puntos a mejorar por su parte, os convertís en un reto profesional. Así vive ella su trabajo, como una vocación en la que implicarse y dar el 100% con cada uno de vosotros es su principal característica.

Pero volvamos por un momento a “Noemi analiza hasta la forma en la que respiras”, así es, esta entrada va dedicada a la respiración y como a través de la quiropráctica, quien así lo requiere, ve reforzado su sistema respiratorio.

Un estudio llevado a cabo por el Hospital universitario de Copenhague, Dinamarca, indicó que los pacientes bajo cuidados quiroprácticos mejoraron la hiperreactividad bronquial en un 34% y el asma en un 36%.

Los quiroprácticos son expertos del sistema nervioso, su objetivo es ayudar que la respuesta del cuerpo sea la mejor posible ante problemas respiratorios o alergias.

Entre las articulaciones intervertebrales de C7-D1, D1-D2 y D2-D3, salen las raíces nerviosas que inervan nuestro aparato respiratorio.

Los cuidados quiroprácticos pueden ayudar a mejorar el asma.

De manera que hay nervios que envían información de cómo están funcionando los órganos al cerebro, el cerebro la procesa y reenvía información en caso de haya algún problema con las instrucciones de cómo adaptarse y recuperarse.

Independientemente de lo que pueda favorecer la alineación de nuestra columna a raíz de los ajustes hay que ser conscientes de cómo respiramos y aprender a hacerlo en caso de no saber. Sé que puede resultar increíble tener que aprender a respirar, pero requiere de nuestra atención e incluso de nuestra concentración saber si lo estamos haciendo correctamente.

Para comenzar hablaremos de dos tipos de respiración:

La abdominal y la torácica:

La respiración abdominal o difragmática es una técnica respiratoria consistente en aprovechar el espacio vacío que deja el abdomen al expandirse hacia adelante para ensanchar los pulmones, dado que el diafragma tiende a ir hacia abajo en dicha expansión. Hay quien lo identifica como "respirar con el estómago", dado que es fundamental el movimiento expansivo del estómago.

La respiración abdominal está contrapuesta a la respiración torácica, en la que expandimos la caja torácica hacia arriba y adelante para ensanchar los pulmones y aspirar el aire; por contra en la respiración diafragmática los pulmones se expanden hacia abajo. Mientras que la respiración torácica permite tener una mayor frecuencia respiratoria, la abdominal permite un número de inspiraciones por minuto menor.

Esta es la razón por la que utilizamos la respiración torácica cuando jadeamos al hacer ejercicio, pues estamos quemando gran cantidad de energía y tenemos mucha demanda de oxígeno. En cambio la respiración abdominal es un tipo de respiración consciente, que solo puede utilizarse con concentración.

Una vez que somos capaces de distinguirlas dedicaremos otro apartado a hablar de los beneficios que la abdominal puede tener:

Beneficios de la respiración abdominal

1. Corregimos la acidificación de la sangre

Al ser un proceso consciente, esta respiración nos permite pausar la frecuencia respiratoria evitando la taquipnea o hiperventilación subclínica propia de los estados de ansiedad o estrés.

2. Estiramos la columna

La respiración abdominal nos permite extender las vértebras dado que en la expulsión del aire el diafragma asciende empujando los pulmones y la espalda.

3. Pautamos el ritmo respiratorio

La respiración abdominal nos ayuda a respirar con más lentitud y por tanto a relajarnos y tomar consciencia de lo que hacemos al concentrarnos en ello, dejando de lado todo tipo de preocupaciones.

4. Mantenemos la elasticidad pulmonar

La máxima capacidad pulmonar que alcanzamos en cada respiración es de unos seis litros de aire y a partir de los cuarenta años la misma empieza a decrecer. Una de las causas es que no "entrenamos" a los pulmones para que mantengan su elasticidad y se atrofian debido a cambios en los tejidos, los músculos, los huesos y el sistema nervioso. La respiración abdominal es un buen ejercicio para mantenerlos elásticos y tonificados.

5. Aprovechamos mejor la capacidad pulmonar

Al tirar el diafragma hacia abajo, los pulmones de expanden en profundidad alcanzando su volumen óptimo, con lo cual entra más oxígeno en el cuerpo, sin detrimento del CO2, lo que permite aportarlo a las células sin necesidad de aumentar ni la frecuencia cardíaca ni la respiratoria.

La próxima semana subiremos a nuestro Instagram y Facebook un vídeo en el que Noemi dedica los minutos siguientes a la finalización del ajuste a que éste sea capaz de controlar su respiración y en definitiva a qué distinta cómo respira y cómo debería hacerlo.

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— Jonathan L.
Noemi Merenciano